domingo, 24 de enero de 2010

EL TEMA DE LA SEMANA

La producción de textos académicos y sus públicos

Genaro Aguirre Aguilar


Para nadie es un secreto lo difícil que ha sido generar una cultura de la producción de conocimiento entre quienes se dedican a la docencia universitaria. Las razones pueden ser muchas, pero con regularidad están relacionadas con la falta de tiempo, la ausencia de hábitos que faciliten sentarse a escribir; así como excusas relacionadas con la falta de equipo u otros recursos para estar en las mejores condiciones a la hora de enfrentar «la página en blanco».

Si bien en ocasiones pueden ser razones válidas, se puede decir no dejan de ser excusas que en poco allanan el camino para dar la importancia que tiene la experiencia o la misma labor de quien se dedica a la docencia o la investigación. Y es que al final, resulta hasta cierto punto sorprendente que muchos académicos no aprovechen todo ese background, para resignificarlo y entrar en un proceso de reflexión sobre su práctica docente para hacerla constar en algún artículo. Ni qué decir de muchos que cursan sus estudios de posgrado, donde les demandan realizar una investigación, resultados que en muchos casos nunca se dan a conocer.

Cuando nos escudamos en razones para no escribir, pareciera muchos docentes con una importante trayectoria no les interesara ser reconocidos por la sociedad; perdiendo de vista que acercarse al pensamiento de un académico o conocer sus investigaciones, siempre será una experiencia gratificante, aleccionadora por la forma en que puede contribuir a comprender un fenómeno que puede estar llamando la atención del colectivo académico y social.

En estos tiempos cuando se dice es necesaria la vinculación universitaria, la divulgación, la distribución social del conocimiento debe ser una prioridad. ¿Acaso no interesa complementar nuestra tarea docente y ser reconocidos por la comunidad universitaria tanto como a la sociedad a la que –dirían los clásicos- nos debemos y por la que somos?

En virtud de todo esto, considero necesario que quienes se dediquen a la academia le den importancia a su propia tarea, reflexionando sobre su práctica docente, recuperando los años de experiencia que tienen. El paso siguiente sería definir aquellos mecanismos que posibiliten poner en común los conocimientos que construyen diariamente en el marco de sus investigaciones como de su tarea docente. Después de todo, el punto culminante de un trabajo de investigación es la publicación; pero igualmente pudiera ser la meta de quien a diario se enfrenta a los dilemas en el aula o de cara a la gestión académica.

No se debe olvidar que además nuestros espacios educativos, existe ese otro mundo donde el campo de conocimientos se configura por lo que su comunidad produce, pero también por lo forma en que la sociedad tiene conocimiento de todo de lo que se dice, se dialoga, se discute en torno a los problemas que enfrentamos en estos tiempos.

Puede ser curioso, pero específicamente entre los académicos que se ubican en el campo de las humanidades, pareciera son quienes más tarde llegan a la discusión de los temas que le importan a la sociedad actual; esto porque son pocos quienes tienen el hábito de la producción de textos académicos, de participar en los debates del acontecer diario al permanecer invisibles, socialmente hablando. Nadie sabe qué hacen ni a qué se dedican muchos docentes universitarios o de otros niveles educativos, al no dialogar con la sociedad.

Más allá de determinar razones que parecen sintomáticas es un país como México, por qué no hablamos de algunas prácticas académicas que pudieran contribuir a enfrentar y sortear estos «pendientes» que los académicos tienen para con su universidad, la misma sociedad mexicana tanto como con su campo de conocimientos.

Por ejemplo, algunas preguntas obligadas serían: ¿escribir textos académicos es difícil o no lo es?, ¿Cuándo queremos escribir sería necesario reconocer el tipo de público a quien nos queremos dirigir?, ¿más que en el texto y su dificultad, lo complicado estará en el docente y su ausencia de hábitos de escritura?

Efectivamente, puede ser difícil producir un texto académico, pero siempre será oportuno pensar en los hábitos que tendríamos que promover o asumir para definir las mejores condiciones en la realización de artículos científicos o textos académicos. Y es que, entre el tiempo dispuesto, la certeza del tipo de texto que se quiere realizar así como la definición del público con quien queremos dialogar, suelen circunscribirse los principales dilemas que enfrentan quienes dicen les «resulta» complicado o difícil escribir.

Por ejemplo, si es para una comunidad académica, las consideraciones de rigor serán mayores, pues casi siempre se escribe para publicar en alguna revista especializada que no sólo tiene sus propios criterios editoriales, también atiende a un protocolo para dictaminar qué trabajo se publica y cuál no. Sin descontar la espera para obtener una respuesta, sea ésta para decir que sí como que no será publicado nuestro texto.

En el caso de un artículo de divulgación, el convencionalismo formal existe, pero también es cierto que resulta conveniente escribir un texto que sea comprensible para una comunidad que no necesariamente es académica. Aquí se piensa en la sociedad en su conjunto: en su diversidad, su pluralidad tanto como en las asimetrías y desigualdades propias de sociedades como la nuestra. Se trata que el texto esté al servicio de los horizontes de comprensión de aquellos lectores que quizá no tengan el hábito de leer pero sí el deseo o anhelo de saber más con relación a algún tema.

Es importante no olvidar también que, estos tiempos cuando el avance tecnológico posibilita la difusión mayor del conocimiento, valdría la pena considerar los distintos mecanismos y dispositivos con los que se cuenta o aquellos a los que se puede tener acceso para dar a conocer lo que estamos produciendo para con ello facilitar el acceso a de ese conocimiento a un público mayor y distinto en sus hábitos y habilidades de recepción.

Por eso, si bien la producción de textos académicos siempre ha estado ligada o relacionada con lo que se escribe, es posible reconocer que hoy día las formas se han diversificado. De tal suerte, además de los textos que se producen para su versión impresa, hoy se pueden considerar aquellos que de manera virtual se socializan, alcanzando un nivel de divulgación mayor que la producción impresa.

Por otro lado, también se encuentran otros formatos, como pueden ser las páginas personales o los blog de los académicos o investigadores. Sitios como MySpace, face book, youtube.com o los podcast se han convertido es espacios virtuales que permiten la distribución social del conocimiento de una manera significativa; promoviendo un diálogo no sólo al interior de una comunidad académica, sino también con alcances sociales que vienen generando estos dispositivos adoptados como espacios de interactividad, donde se dialoga, se reconocen y ponen en común ideas, reflexiones, conocimientos.

Como puede reconocerse, no son pocos los mecanismos ni las formas para dar a conocer el trabajo que se hace en los centros educativos. Falta dar los pasos decisivos, entendiendo que la labor hecha en las aulas merece ser reflexionada y compartida; además, quienes realizan una investigación, deben recordar que según la UNESCO, escribir sobre los hallazgos, debe formar parte de sus hábitos cual método de trabajo. En todo caso si se investiga y no se publica, dicen algunos autores, es como si no hubieran investigado.

2 comentarios:

  1. Maestro Genaro, tiene toda la razón, muchas generaciones de estudiantes universitarios han realizado trabajos recepcionales y muchos se quedan archivados, sin ser consultados.
    En lo personal me cuesta trabajo escribir por que aveces no logro ordenar mis ideas y nunca termina de convencerme completarme lo que escribo.

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  2. Creo que si bien puede tener razón, también es cierto que vale la pena confiar en lo que uno hace. Por ello creo que el paso siguiente es sentarse a escribir lo que sea, pero más o menos bien ordenadas las ideas, para que nos sintamos orgullosos de ello.
    Saludos

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