martes, 22 de enero de 2013

ALREDEDOR DE UNA EXPERIENCIA FUERA DEL AULA



Genaro Aguirre Aguilar

La realización de actividades fuera del aula, puede llegar a formar parte de las estrategias de intervención en el aula o como parte de algunas actividades itinerantes que pueden plantearse para enriquecer desde la práctica los procesos de enseñanza y aprendizaje.
            No obstante se debe decir que casi siempre este tipo de estrategias –como suele ocurrir en el diseño de didáctico convencional- casi siempre es mas bien pensado para los estudiantes de los niveles básicos, medios y medio superior, pues regularmente en el nivel superior –preferentemente- estás tengan que ver con prácticas de campo, pero no tanto como una táctica para abordar los contenidos teóricos de un programa.
            En este tenor es o no viable pensar en su posibilidad en un curso como Bases epistemológicas del conocimiento, especialmente cuando se abordan temáticas relacionadas con los paradigmas, los métodos y las técnicas, en el contexto de la ruptura paradigmática a que conducen los caminos o los puentes para llegar a una forma ontológica o gneosológica de pensar el conocimiento en sus múltiples formas y tipologías.
            Por ello recién pedí autorización a la coordinación de un posgrado para salir una hora y media a hacer una actividad fuera del aula: un desayuno escolar, que en lo básico se planeó desde una racionalidad que fue trastocada a la hora de reconocer que lo planeado y determinado no había considerado un par de variables que obligaron a redefinir la racionalidad cuando se estuvo en el lugar acordado para desayunar. La transformación del escenario a partir de una necesidad apremiante, fortaleció la idea de “pertinencia” al asumir una mirada fenomenológica ante la serie de ajuste que frente a un objeto de interés indómito, emergente, dinámico nos plateó la situación en su estado natural.
            Correspondió al grupo como sujetos de conocimiento, dimensionar los tipos de racionalidad, las perspectiva así como los métodos desde una posibilidad distinta; pero también pensar en la conveniencia de abrir su horizonte metodológico en aras de un objeto social que demanda un pluralismo metodológico, como el que hoy reclamos muchos autores que han repensado el quehacer de la investigación social.
            Afortunada como pocas ocasiones, esta sesión fuera del aula que iba encaminada a aprovecharla para hablar del pensamiento complejo y lo transdisciplinario, se condujo por derroteros distintos que obligó a una creatividad y sensibilidad diferente, como propiedad de todo trabajo de indagación pero sobre todo de planeación didáctica. Al final disfrutamos de un momento, conversamos in situ sobre algunos aspectos de la actividad entre quienes estábamos cerca, especialmente en torno al significado de romper con el paradigma desbordando el aula, generando un espacio alternativo de aprendizaje que de cabida a lo académico pero reconociendo la constitución humana del estudiantado, en la perspectiva de Edgar Morin, cuando habla de los saberes que deben promoverse en el aula, entre ellos el relacionado con las cegueras de una racionalidad que ha favorecido un conocimiento fragmentado, especialmente escindido del propio sujeto cognoscente.
            Si esto fuera poco, desde la transdisciplinariedad –en tanto paradigma emergente- no sólo acercar sino también entender la oportunidad que representa promover el diálogo entre los distintos saberes: aquellos que a diario construimos desde experiencias cotidianas, a los que generamos en el aula disciplinariamente o bien como producto de una investigación; pero además el valor que tienen los conocimientos como producto histórico social de quien a diario se enfrenta a la vida.
            Total que si el sábado mismo recuperamos parte de lo hecho fuera pero en el salón de clases, corresponderá -en el contexto del método sociocrítico y el de la complejidad-, hablar de la gestión del conocimiento desde una pluralidad como de las diversidades posibles; de tal suerte que entre todos podamos comprender la importancia de las propiedades de un objeto de estudio para definir el método y los caminos como senderos por donde se pueden explorar sus atributos para comprenderlo o explicarlo mejor; antes que por los dominios y familiaridad que se tiene con cierto paradigma.