martes, 30 de noviembre de 2010

La Web 2.0 en la perspectiva constructivista

Genaro Aguirre Aguilar


 

Si las tecnologías de la Información y la Comunicación han ido modificando nuestras vidas, eso ya nadie lo discute: es obvia su presencia en todos los órdenes de nuestra vida, tanto que las formas en que nos relacionamos con el mundo además de seguir siendo posibilitadas por el contacto físico entre las personas, hoy los recursos tecnológicos también contribuyen a mediar tales procesos.

Tal es lo que se observa en el terreno de otra educación posible, pues nunca como ahora la producción de conocimientos nos coloca en los umbrales de un aprendizaje deslocalizado, multimediado gracias al acceso que tenemos a las tecnologías. Es decir, las formas de vincularnos con el mundo para comprenderlo, nombrarlo o modelarlo, pasa por las TIC.

De tal suerte no debe llamarnos a sorpresa el hecho que cada vez sea más común que los autores que reflexionan sobre el mundo social, la cultura o la educación, reconozcan la pertinencia para que la llamada Web 2.0 sean un punto de inflexión en el análisis del papel que pueden llegar a jugar las plataformas virtuales o los dispositivos digitales como recursos para el diseño de sistemas y ambientes de aprendizaje.

Sin duda alguna la prudencia debe ser la razón de un ejercicio reflexivo que parta del reconocimiento de esta razonable convocatoria, no sin dejar de mencionar que el parto para la incorporación de la tecnología a los procesos educativos no ha sido fácil, especialmente si reconocemos que no sólo de competencias y habilidades se trata, sino de aquellas variables que definen la llamada brecha digital.

Al respecto, no puedo dejar de mencionar que también los jóvenes nativos de esta era tecnológica, quienes demanda un proceso de acompañamiento que potencie sus saberes o habilidades, pues si bien la construcción de comunidades virtuales, de redes sociales, incluso del reconocimiento protocolizado a que conduce su vida en los ambientes virtuales es un asunto cotidiano, ha de decirse que suelen mostrarse inhibidos, reacios o desentendidos cuando académicamente se quieren aprovechar los recursos tecnológicos para mediar aprendizajes formales.

Y esto sin duda alguna se entiende. Una porque hay una suerte de invasión a un proyecto comunitario que se configura desde un razonamiento tecno cultural que en poco se parece a las maneras en que los profesores solemos planear o diseñar estrategias didácticas. De hecho, desde la educación constructivista se habla de la necesidad de transformas una práctica docente que debe despojarse de la concepción clásica que se tiene de su propio rol, por ello cada vez más escuchamos hablar de facilitadores, de mediadores o de acompañantes en el proceso educativo.

Por supuesto que esto no resulta fácil, pues además de abandonar nuestra zona de seguridad docente, exige desarrollar una serie de competencias y habilidades que van de lo conceptual, lo técnico a lo estratégico. De allí que si queremos comprender los alcances de la Web 2.0 en la acción educativa, los docentes tendríamos que comenzar a relacionarnos con estos modelos de configuración en red, del mundo como del conocimiento, pues este sería un primer paso para poder desarrollar algunas de las habilidades que demandan estas extensiones del cerebro humano, tal como lo plantea Jesús Martín Barbero. He aquí dice él, lo primero que se debe entender de estas tecnologías a la hora de pensarlas como plataformas para posibilitar aprendizajes.

Por su parte, César Coll también reconoce como necesaria la incorporación de estos modelos de gestión en los que una comunidad de usuarios vive procesos de autogestión para acceder, distribuir y producir información. De allí que cada vez más los blog, los wiki, el facebook estén detonando experiencias educativas donde la organización, la responsabilidad, los consensos, los acuerdos, el diálogo, los reconocimientos son valores que están allí operando.

En fin, hay autores que dicen el análisis compartido, la discusión dialogada y la elaboración de proyectos colaborativos, están siendo parte de una experiencia común entre las nuevas generaciones de usuarios de las tecnologías que a veces por desconocimiento o falta de sensibilidad los docentes no dimensionamos lo que esto puede representar en el terreno educativo.

En el caso nuestro, ha sido en el segundo semestre de este 2010, que gracias a la cooperación, la colaboración de un grupo de estudiantes de recién ingreso a la universidad, cuando hemos desbordado el aula o bien posibilitado tender puentes para que las TIC se incorporaran a nuestra estrategias educativas. Si bien antes mostraba cierto escepticismo, incluso resistencia ante la hegemonía tecnológica, he de reconocer que ha sido una experiencia significativa por la forma en que –poco a poco- estudiantes y quien escribe, fuimos aprendiendo a diversificar nuestras estrategias de enseñanza como las evidencias de aprendizaje a que desde un constructivismo situado promovimos asistidos por estos recursos.

De grupos colaborativos en google a los blogs para migrar al facebook, como docente debo
decir me siento satisfecho por lo que mostraron los jóvenes, particularmente por los umbrales que cruzaron para elaborar evidencias de aprendizaje que desmontaron las maneras en que suelen presentar productos comunicativos de cierre o finales. Sé que hace falta mucho por hacer, pero ahí vamos. Por eso: gracias a quienes fueron mis estudiantes en este primer ejercicio.