miércoles, 7 de marzo de 2012

La administración del tiempo en la investigación

Si bien una investigación demanda de su responsable una serie de competencias y habilidades disciplinarias, metodológicas e intelectuales, no es menos cierto que también requiere de otras saberes y destrezas que –en algunas ocasiones-, están más cerca de lo intuitivo, emocional y creativo que lo entereamente racional; de tal suerte que para dialogar o responder mejor al fenómeno que se investiga, lo mejor que nos puede ocurrir es que echemos manos de nuestros saberes diversos e inteligencias que nos caracterizan.

En este sentido, hay que recordar que quien realiza una investigación, sea un principiante o experto, tiene una formación disciplinaria, por lo tanto ámbitos de dominio teórico que, junto a ciertos saberes relacionados con lo metodológico, favorecen las primeras puestas en orden del proyecto de investigación. Esto conlleva dimensiones del saber conceptual y estratégico que allana buena parte de camino que se comienza a definir en lo que terminará por ser una agenda de trabajo para alcanzar los objetivos de la investigación: la construcción del dato empírico que permita responder y alcanzar nuestros objetivos.

Es en este contexto, cuando cobra especial relevancia, el reconocer la viabilidad, la factibilidad y pertinencia del problema o fenómeno que se quiere investigar; pues al interés sobre el tópico, se suma lo pertinente al reconocer si el tema de interés se ubica en el campo disciplinario donde se forma el estudiante de licenciatura o del programa de posgrado en el que participa.

Se plantea lo anterior, porque se dice tras la definición de un tema como primer paso para plantear un problema de investigación y el establecimiento de los objetivos del trabajo, el paso siguiente esta relacionado con lo metodológico. He aquí que al saber intelectual se suma el oficio creativo, y estratégico pues se trata de definir una agenda en la cual planeemos la llegada a buen puerto. Es decir, definir un plan de acción que garantice cumplir con nuestras metas.

Se trata entonces, de hacerse de una saber administrativo para que junto a lo estratégico y creativo se generar condiciones que den viabilidad y factibilidad a la investigación. Con otras palabras dirámos: de un espacio conceptual propio al saber disciplinario pasamos a un saber heurístico, pues se trata de planear, diseñar e implementar acciones que favorezcan el trabajo de campo.

He aquí entonces que tras la inquietud temática, se asoma una circunstancia definitoria: la construcción del objeto de estudio exige conocimientos metodológicos, destrezas tecnológicas y recursos intelectuales que si no se poseen son necesarios desarrollar para enfrentar con eficiencia la exigencia de un trabajo de investigación. Por ello, si se es un investigador principiante, se debe ponderar, por un lado las destrezas al respecto, pero también las debilidades y por ello la calidad del tiempo obligado a invertir en una investigación. En este contexto, no olvidar que frente a una investigación, oportuno es hablar de los tiempos laborales, los familiares, los personales o los de ocio, para poder determinar el tiempo que se dedicará a la investigación. La viabilidad del tema a investigar en mucho depende de esta disposición.

No por menos, algunos autores señalan que a la hora de planear un proyecto de investigación, es importante definir un instrumento en el que se reconzcan las competencias y habilidades que se tiene, pues sabiendo que hay conocimientos previos que se deben activar para recuperar las fortalezas disciplinarias, es verdad que igual requiere hacerse de otros saberes o hábitos. Entre ellos aceptar la transformación en el uso horario que de sus tiempos ha venido haciendo desde siempre.

Por ello, cuando vaya a arrancar una investigación, pregúntese en qué es hábil o diestro, a qué está dispuesto a renunciar para reorganizar su tiempo, a quien puede acudir para que lo oriente, qué tipo de información requiere, a dónde debe acudir para tener acceso a fuentes especializadas. Hecho esto, pregúntese si en verdad es afín al tema y si es posible que se enamore del él. Tras responder favorablemente a estas interrogantes, pregúntese si tiene tiempo para realizar esa investigación.

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