jueves, 6 de marzo de 2014

Métodos y herramientas para la escuela del futuro

En las últimas semanas he venido participando en un curso MOOC (del acrónimo inglés Massive Open Online Course), es decir, Cursos en Línea Masivos y Abiertos que en los últimos años han significado una alternativa para la formación y capacitación gratuita al emplear plataformas educativas abiertas. 

Pues bien, en este curso además de tener la oportunidad de conocer las tecnologías que están siendo tendencias en el diseño de sistemas y ambientes educativos innovadores, también me he dado la oportunidad de coincidir con colegas venidos de muchos rincones de Latinoamérica, quienes interesados en incorporar las TIC  a los procesos de enseñanza-aprendizaje-evaluación, se han sumado a este proyecto como miembros de la Red de docentes de América Latina y del Caribe (RedDOLAC).

Pues bien, en el marco de este proceso educativo, igual he ido sumando algunas reflexiones en torno a algo que me viene ocupando desde hace un lustro y que he conjugado con el trabajo docente y de asesoría que realizo en programas de posgrado: ¿es posible pensar o definir un modelo de gestión para la enseñanza de la investigación social?, ¿Qué tipo de competencias disciplinarias, pedagógicas y didácticas debe desarrollar un profesor para favorecer el aprendizaje de la investigación en la universidad?, ¿Qué tipo de competencia digital debe tener quien imparte experiencias educativas o asignaturas relacionadas con la investigación en la universidad?, ¿Qué lugar ocupa en el proceso de enseñanza-aprendizaje el oficio del investigador y la imaginación del docente que pretende el uso de las tecnologías?

Si bien estas son preguntas que están presentes en esta reflexión que comparto ahora, lo cierto es que además de detonar el análisis o el diálogo, bien merecen un tipo de ejercicio que -incluso- puede estar en los cimientos de una indagación académica de más fondo. No obstante, son puntos de inflexión para pensar a diario las estrategias, las actividades y los recursos que podemos emplear para promover entre los estudiantes una experiencia de aprendizaje cuyo objeto sea la investigación social; en el entendido que hoy se nos demanda reconocer las diversas inteligencias como los distintos estilos de aprendizaje que caracterizan a cada uno de nuestros estudiantes; lo que para nada es fácil pues supone aprender a reconocer por parte de los docentes las pluralidades y diversidades socioculturales de los estudiantes, como los distintos capitales que se desbordan en nuestras aulas, mismos que pueden potenciar o no el proceso de mediación que realiza el profesor.

He aquí uno de los retos a los que se enfrenta a diario quien enseña investigación, aquel docente que también tiene que aprender a desaprender sus propios saberes en el contexto de una educación que sin duda se ha deslocalizado, ha migrado o transita por otros territorios que hay que aprender a observar para desde ellos y con ellos diseñar las estrategias pedagógicas convenientes al objeto de aprendizaje en ese arduo proceso que es enseñar investigación.

Por lo tanto, hoy que participo y me dejo sorprender por el curso que tomo, no dejo de imaginar el futuro de la educación, el lugar en el que podré o no estar, dependiendo de las formas en que las TIC son resignificadas. Y aquí el gran pendiente sigue siendo los usos pedagógicos de las mismas, frente a la dimensión social o cultural o lúdica o de entretenimiento con que nuestros estudiantes a diario las siguen viendo y viviendo. 

Eso sí, tal como lo hemos discutido en la RedDOLAC, no puede enseñar investigación quien no ha desempeñado esa tarea, como tampoco un investigador que no dimensiona el papel que en este quehacer tiene lo disciplinario, lo pedagógico y lo didáctico.


1 comentario:

  1. Por ahora se terminó mi suscripción al servidor, pero aún se puede acceder con otra dirección a mi comunidad de aprendizaje.

    Te paso el link para que le eches un ojo a lo que queda de ella.

    Saludos

    http://olozamora.wix.com/efasesoria

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