viernes, 12 de febrero de 2010

EL TEMA DE LA SEMANA


 

El diseño metodológico cualitativo

Genaro Aguirre Aguilar


 

En el terreno epistemológico –dicen los que saben de esto- entre la investigación positivista y la comprensiva, hay una consideración epistemológica que suele ser insalvable: la concepción que se tiene de la realidad así como la relación que establece el investigador con esa realidad es a partir de una premisa: esa realidad se construye socialmente por lo tanto en procesos de interacción donde halla cabida el propio investigador.

    En esta tesitura, se nos hace prudente aclarar algunos aspectos que deben estar en el centro del diseño cualitativo. No solo con el interés de allanar el camino de los investigadores primerizos, sino también para dejar subrayadas algunas consideraciones que suelen obviar algunos colegas investigadores cuando no dimensionan la naturaleza y el sentido de una y otra metodología, por lo que suelen emplear la misma terminología para referirse a uno y otro método.

    Por ejemplo, puede ser común que cuando un joven plantea la posibilidad de realizar un trabajo cualitativo, su profesor de metodología o director de tesis le pida haga el diseño para su trabajo de campo. Hasta aquí todo va bien, no obstante el proceso se va haciendo nebuloso cuando al joven se le pide diseñe y «valide» sus instrumentos. El paso siguiente es sugerirle busque el apoyo de «un especialista», para que revise sus instrumentos: la tabla de categorías, la «operacionalización» de ellas, sus «indicadores», sus guías de entrevista o de observación. Todo para que sea validado y determinar el «grado de confiabilidad» de los instrumentos. Ya nada más falta que se le pida «pilotee» sus instrumentos. No conozco un caso, pero si bien puede ser razonable un ejercicio de exploración para ubicar las cualidades del instrumento, no debe esperarse se proceda bajo la racionalidad positivista.

Vayamos al inicio: si en la perspectiva fenomenológica la realidad se concibe como construida, dinámica, múltiple, producto de procesos de interacción social, por qué sigue habiendo quienes piensan que debe sujetarse, ceñirse a un diseño metodológico planeado, inflexible, único; por lo que no se debe garantizar la «objetividad» de ese diseño a partir de la opinión de quien «más sabe», para que como especialista decida la pertinencia del «constructo», la claridad o congruencia en el «contenido», como ocurre en los proyectos cuantitativos. Lo que esto revela, es el olvido del tipo de realidad que en lo ontológico, epistemológico y teórico concibe el paradigma fenomenológico, la perspectiva que define el método y por lo tanto la lógica instrumental desde dónde se posibilita el diseño metodológico.

Es decir, técnicamente el diseño es flexible al tratar de cumplir con la naturaleza de un objeto de estudio que reconoce la complejidad de la realidad y por lo tanto entiende que es dinámica, densa, poco ordenada y con las mismas cualidades que presenta el ser humano: construida socialmente y por ello divergente. Con otras palabras diríamos: no concíbela realidad como única, ni dada, ni fragmentable, ni convergente como lo reconoce el método cuantitativo; de allí que sus «criterios de calidad» no respondan a los mismos razonamientos del positivismo: de la confiabilidad, la validez y la «objetividad». En caso cualitativo, algunos autores proponen hablar de credibilidad, confirmación o transferibilidad como criterios de congruencia epistemológica entre el diseño de los instrumentos y la construcción del objeto de estudio: vamos, en lo cuantitativo se plantea el problema, en lo cualitativo se construye; en el primero el análisis inicia al término del trabajo de campo, en lo cualitativo desde el acto de configuración que orienta el proyecto de investigación.

    Por ello, en el diseño metodológico para investigaciones fenomenológicas, importa la consistencia en la construcción de las categorías de análisis, el diseño de las guías de entrevistas, así como los tipos ideales que conformarán los sujetos de la investigación; pues tras la fundamentación viene el ejercicio heurístico y reflexivo de un investigador que se debe concebir como el instrumento primordial del proceso de investigación. Bajo su responsabilidad estará –entonces- la calidad del diseño como del trabajo de campo; de él dependerá la consistencia como la pertinencia de las técnicas que ha decidido emplear en su pesquisa; bajo su responsabilidad estará la construcción de categorías que se deben alimentar de lo empírico y por ello se posibilitan a lo largo del trabajo de campo y no se determinan como tampoco son fundamentales desde el principio como puede llegar a ser en las pesquisas cuantitativas.

    Al hablar de esto, no podemos dejar de reconocer lo complejo que resulta desmarcarse del paradigma que históricamente ha dominado el quehacer académico y científico, por lo que no debe extrañar lo difícil para desandar lo aprendido para construir un pensar distinto para un paradigma diferente. En este reconocimiento, también el lenguaje tiende a ser distinto, novedoso, innovador, metafórico; por ello mismo, no necesariamente obedece al convencionalismo academicista, a una objetividad que se gana con la voz impersonal, con la formalidad propia de quien escribe en tercera persona del singular, sin que apela a un lenguaje común, cotidiano, mucho más cercano a los sujetos que forman parte de la investigación.     

Es verdad, tampoco debe sorprender el hecho que haya tutores metodológicos o asesores de tesis que, aun en programas de doctorado, si un estudiante llega a plantear una metodología de corte comprensivo, le pidan defina su muestra, valide sus instrumentos, determina la confiabilidad. El imaginario de algunos profesores sigue siendo el mismo, aun cuando los giros que ha dado la investigación grite o susurre razonamientos y lenguajes menos convencionales. Aun cuando algunos piensen y digan lo contrario, esto es fundamental para repensar al mundo desde un constructo que se ubica en un paradigma como el fenomenológico.

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Maestro Genaro, al leer sus comentarios en esta sección, se complementa lo que nos impartió en la sesión del viernes y sábado pasado.
    Para mi que por primera ves participo en este tipo de actividades, es complejo asimilar, que cuando estamos tratando de que nos queden claros los paradigmas aplicados a la investigación, en este momento se esta cuestionando su veracidad, con la probabilidad de migrar hacia nuevos paradigmas.
    En otras palabras, lo que apenas estamos aprendiendo, es tiempo de desaprenderlo.
    Disculpe si digo alguna barbaridad, pero creo conveniente expresar lo que estoy viviendo académicamente.
    Saludos.
    José Isabel Benítez

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  3. José:
    Perfectamente entiendo lo que dices. A todos nos pasa así, después de todo cambiar de paradigma no es cosa menor.
    Lo bueno es tener cualidades como para ser receptivo de este tipo de propuestas, pues finalmente es importante tratar de responder con la mayor certeza al problema de investigación que nos propongamos.
    Sigamos construyendo.

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  4. Estimado maestro
    Leyendo el presente texto sobre el diseño metodológico, me llamó mucho la atención como describe la realidad, uno la percibe, pero muchas veces no la sabemos decribir y plantear en un trabajo académico.
    gracias

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